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miércoles, 29 de septiembre de 2010

UN VIAJE A LA MUSICA MADE IN USA - Buscaban el oro…encontraron el Country

El Country es la más tradicional música blanca norteamericana. Dices Country y piensas en los cowboys. Cantas o escuchas un Country y lo imaginas con guitarra, bajo y violín. Dentro de estas dos imágenes se encierra todo un mundo.
Cowboys, jóvenes de piel dura que vivían más preparados para hablar con los bovinos que con los hombres. Sus canciones eran de nostalgia, a la mujer que estaba lejos, y de silencio, frente al firmamento sin límites.
Sus instrumentos eran, en el mejor de los casos, hijos de aquellos que habían sido importados desde Inglaterra y Francia, en otros casos eran objetos comunes como botellas y frascos, placas metálicas y tablas para lavar los jeans, escobas y cubos de madera pesada. Cosas pobres, objetos de campamento, porque el Country es viejo como la carrera por el oro, era como la banda sonora de los pioneros, de los primeros buscadores de petróleo y de los constructores ferroviarios.
En aquél cruce territorial de géneros donde podemos encontrar el Bluegrass, la música cajún de los franceses de Louisiana, las jigas y los salmos anglicanos, el Country se estabiliza y en cierto momento emerge porque en plena época discográfica encuentra una capital, Nashville, y va encontrando líderes, los primeros Hank Williams y Jimmie Rodgers.
En la mitad de la década de los ’50, cuando en Memphis todo es sucesos y el rock descubre a Elvis Presley, el Country descubrió que podría subir al mismo tren y así lo hizo con Johnny Cash. Las baladas se electrizaron, el público blanco comenzó a dejar de distinguir los confines entre los géneros, Nashville – como cuenta un el film homónimo de Robert Altman – se convirtió en la capital americana de la música llegando a registrar, en los años ’60, más de cien estudios de grabación trabajando.
Por un lado nos encontramos con el Country aceptados por todos, aquél de la Gran Ole Opry, el teatro que se había convertido en la “Scala” de este lenguaje musical, por otro lado aparecerían los “outlaws”, músicos que nada querían saber de camisas a cuadros y vida ordinaria. Cash, Willie Nelson, Kris Kistfferson, Mele Haggard y Waylong Jennings eran los líderes, seguidos de grandes vocalistas femeninas, desde Dolly Parton hasta Emmilou Haris, y de una banda, la Nitti Gritty Dirt Band, que ha desempolvados todos los viejos sucesos y los modificó a una clave moderna.
Todo esto hasta la llegada del cantante que pulverizaría todo record, Garth Brooks, un joven de Oklahoma, que representaba el riesgo de vender el Country hasta en la misma Unión Soviética, registrando la venta de más de 120 millones de discos en alrededor de 10 años de carrera (ahora es ranchero y ha colgado su guitarra de un clavo).
Moviéndose de Tenessee a Texasa, de Louisiana a Carolina del Norte, el Country ha tomado posesión de ciudades y estados, recordando a todos la tristeza y la soledad del hombre, que tal vez ahora ya no vive entre los bisontes, sino en medio al tráfico, pero siempre recordando que donde exista una fiebre del oro (humano), existirá siempre un “lonesome guy” que tomando la guitarra hará sentir escalofríos a los alcoholizados clientes de un bar, probablemente cantando “The road goes on forever and the party never ends”
Juanki
juank_lzkno@hotmail.com

viernes, 24 de septiembre de 2010

UN VIAJE A LA MUSICA MADE IN USA - La música de la tristeza (El Blues)

Se dice que nació tras la desolación del Delta del Missisipi. Se dice que ha nacido del “hollering”, del llamarse a alta voz de un punto a otro en los campos de algodón. Se dice que fue W. C. Handy quien lo “recogió” y lo hizo conocer más allá de los confines del profundo “sur negro”. Se dice que llegó a Chicago porque el único tren que iba desde Missisipi hasta el Norte pasaba justamente por allí.
Se dicen tantas cosas, pero, en verdad no se sabe mucho y son pocos los que tienen presente la única cosa que es necesaria tener presente: que el Blues es la música de la tristeza. “Blue” en el argot americano, en el lenguaje hablado significa “triste”. Entonces el Blues es la música de la tristeza.
 Pero ¿qué significa ser la “música de la tristeza”? ¿Qué es la tristeza? Los “bluesmen” (hombres del Blue) no lo sabían pero Santo Tomás de Aquino ya había empezado a explicárnoslo (varios años antes que ellos). La tristeza - dice Tomás de Aquino -  es el deseo de un bien ausente.
Los “bluesmen” no habrán sabido dar una definición de este tipo, pero podemos estar seguros que si alguien les hubiese contado sobre las palabras de Santo Tomás se lanzarían y, sin dudar, dirían: “Es verdad. Es en realidad así.”
En la historia de los estilos musicales que los negros de América han generado, el Blues es el primer hijo de los cantos espirituales, de la “Spiritual Music”, de aquella música nacida de la fusión de ritmos y melodías del África nativa con eso que los esclavos adaptaron -  queriéndolo o no -  del hombre blanco.
Hombre blanco a quien -  obviamente -  no amaban en absoluto, así como no soportaban -  ¡compresiblemente! -  todo aquello que el hombre blanco propinaba en ellos. Excepto una cosa: Jesús. Pobres para cantar de Jesús, porque detrás de todo lo que no habían conseguido entender, una cosa habían comprendido con claridad: aquel hombre que se decía ser el Hijo de Dios había sufrido como ellos.
Pero, esta identificación no podía barrer con aquella profunda herida del corazón que tenían sobre sí. Y entonces este Jesús debe ser encontrado de verdad o permanece sólo como un pensamiento. Y así nace, de las vísceras de una vida dolorosa, este canto, el Blues.
“I woke up this morning”, con estas palabras comienzan tantos blues: “Me desperté esta mañana” y todo aquello que tenía de más querido, aquello en lo que ponía mi esperanza, no está más. Estaba -  la compañía de una mujer, una casa, un puñado de dinero -  pero ahora ya no está más.
El Blues es este “cry”, palabra potentísima que en inglés significa llanto, pero también grito y pregunta.
Tantos han definido al Blues como la música del diablo y miles y miles de leyendas rodean a los primeros bluesmen, gente de vida devastada, muchos incluso ciegos y otros tantos  muertos a temprana edad. Música del diablo, también porque muchos blues giran alredor del sexo como si fuese éste la única cosa de la que se puede hablar.
Pero, ¿no es esto más que una reducción de la insaciable necesidad de bien que todos portamos dentro de cada uno? El diablo -  es decir la falsedad, la mentira -  se insinúa fácilmente tras los pliegues de nuestra necesidad de amor.
Esto es el Blues, simple musicalmente con sus doce golpes que son como las orillas del río de la vida que va fluyendo.
Una vida que continúa fluyendo porque sin “bien” no se vive.
Esta es la historia que el Blues nos cuenta.



Juanki
Juank_lzkno@hotmail.com

lunes, 13 de septiembre de 2010

El hombre es una realidad anhelante de realidad

Ya en anteriores números hemos tocado al corazón en forma poética, en especial con los versos de Violeta Parra (“Corazón maldito, ¿por qué palpitas?...”). Ahora publicamos unos salidos del sentir, quizás más que del pensamiento, de un joven universitario muy consciente que es del corazón de donde brotan nuestras exigencias elementales, nuestros deseos de amor, de libertad, de verdad, de felicidad, de belleza, de justicia.
Hablamos aquí del corazón que en el sentido bíblico (hebreo lebab) es el centro de la vida física, mental y espiritual del ser humano, es decir, viene a ser el centro de la vida moral y espiritual. Y a pesar de que en el corazón se originan muchos de nuestros problemas, ahí es donde Dios hace Su trabajo en cada individuo. En definitiva, el corazón es donde habita Dios: dos personas de la Trinidad residen en el corazón del creyente. Como explica el Catecismo de la Iglesia Católica, el corazón indica lo más profundo del ser, la raíz de los actos, donde la persona se decide o no por Dios. Es el lugar del encuentro y de la alianza del hombre con Dios.
Los versos que a continuación publicamos guardan su semejanza con los de Violeta Parra. ¿Por qué? Porque el corazón es igual en todos y cada uno de nosotros, aunque se traduzca de muy diverso nombres. Algo que pretende indicar completamente ese impulso original con el cual se asoma el ser humano a la realidad.
Las exigencias elementales son inmanentes al ser humano y por eso su sed y hambre de alcanzarlos, de encontrar una respuesta a los interrogantes que le plantean y que la realidad tan sólo le prefiguran. Así, pues, el corazón humano no puede permanecer estático y su continúo latir, su permanente movimiento de búsqueda configura un dolor, que se convierte en tortura si es que no se tiene claro que la respuesta última, está más allá y proviene de Otro.
El hombre es una realidad anhelante de realidad. Nuestro punto de partida no es una inmanencia clausurada en sí misma sino una trascendencia hacia la realidad a través del deseo. El hombre debe ser leal con los deseos del corazón. Cuestionar al corazón del porqué de su “golpear” siempre es válido por cuanto nos mantiene despiertos y atentos a la respuestas que nos va dando la realidad.
“Tengo sed”: ¡ésta es la gran afirmación sobre el hombre! Ahora debemos ir en busca de las aguas… de las preguntas-respuestas, de las respuestas-preguntas. El corazón lo exige. (N. de R.)


Me gustaría saber corazón

Una vez más sin razón alguna empiezas a latir
y a mí no queda más que gemir
Siento como si quisieses en mi pecho una herida abrir
y por ahí tú quieres salir

Por las calles comienzo a caminar
Sin un rumbo fijo determinar
Para así estás ansias tratar de calmar

Me gustaría saber corazón
¿Por qué así me tienes que torturar?
Hoy te escribo esta canción
Para esas ansias tuyas poder calmar

Me pregunto ¿qué te hace palpitar?
Porque por las noches lo único que quiero es gritar,
Con el dolor me azotas y el sueño no puedo conciliar
Hasta que el nuevo día comienza a despuntar

¡Basta! Ya no puedo más con esta tortura
Que sin razón ninguna bajo la luz de la clara luna
Me aprieta en el pecho y me lleva al borde de la locura
Y me obliga a llorar cual pequeño niño en su cuna

Me gustaría saber corazón
¿Por qué así me tienes que torturar?
Hoy te escribo esta canción
Para esas ansias tuyas poder calmar

Me gustaría saber corazón
¿Por qué así me tienes que torturar?
No ves que de tanto llorar
De mis ojos no brota ya lágrima alguna

Me gustaría saber corazón
¿Por qué así me tienes que torturar?

                             Juanki Lezcano