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martes, 24 de agosto de 2010

Don Giovanni: ¡la genialidad de Mozart!

W. A. Mozart
Quién no llegó a escuchar en su vida por lo menos una pequeña parte de alguna obra de Mozart? Quien tenga el corazón y la mente un poco abiertos, dispuestos a dejarse asombrar es imposible que no se conmueva o que sienta algo diferente, escuchando a este genio, algo totalmente extraño a nosotros que normalmente estamos acostumbrados a escuchar la música comercial, la música que las masas escuchan pero que nadie se anima a preguntar ¿qué realmente nos dicen?

No pretendo entrar a dar una descripción de crítico de arte sobre esta ópera de Mozart, más bien dejar en claro las impresiones que dejó en mí esta obra universal del gran compositor.

Me encontré con la obra gracias una exposición muy bella sobre esta ópera a cargo del P. Ferdinando Dell'Amore, en los ya acostumbrados Lunes Culturales del Café Literario Van Gogh en la Parroquia San Rafael, Asunción, Paraguay.

La ópera

Tapa del Libro de partituras de la obras
Esta obra escrita ya hace más de 200 años (1787), nació de las manos de Lorenzo Da Ponte y bajo la genialidad de Wolgang Amadeus Mozart.

Relata lo que a partir de aquellos años sería una constante dentro de la literatura universal: la historia dell pícaro y mujeriego Don Juan, un hombre que se aprovecha de cuanta mujer se le cruce por delante, sin importar edad, color, belleza, sino que simple y sencillamente tendría que llevar una falda puesta para que Don Giovanni comienzo su maquiavélica tarea de conquista, hasta llevarlas a la cama y después desaparecer.

La historia comienza en un jardín de la casa del Comendador de Sevilla donde Don Giovanni, que se encuentra enmascarado, intenta violar a la hija de éste, Doña Anna, bajo la atenta mirada de su fiel sirviente Leoporello, hasta que llega el dueño de casa, el padre de la joven que corría riesgo de ser deshonrada bajo las garras de Don Giovanni. En este momento Don Giovanni y el Comendador se retan a duelo, terminando con la muerte de este último y la rauda huida de Don Giovanni y Leoporello.

http://www.youtube.com/watch#!v=vni0_BtzLKs&feature=related

En el camino de huida, don Giovanni se encuentra con Doña Elvira, a quien él había prometido matrimonio, pero que en su momento desapareció, tras una artimaña logra escabullirse y deja a su sirviente Leoporello con ella. Éste comienza a contar a Doña Elvira las aventuras de Don Giovanni con las mujeres que ha conocido, cuya cantidad llega a alcanzar varios miles, abriendo los ojos de Doña Elvira que ese encontraba totalmente cegada por el amor que tenía hacia Don Giovanni.

http://www.youtube.com/watch#!v=INF9r5jju0A&feature=related

Una vez más durante la huida Don Giovanni y Leoporello se encuentran en un pueblo donde se iba a llevar a cabo un matrimonio, pero Don Giovanni fiel a su estilo de seductor intenta seducir a la novia, Zerlina, que parecía caer ante los encantos del pícaro, hasta que aparece doña Elvira que demuestra a Zerlina la picardía de don Giovanni y la rescata, desatando una nueva persecución.


Durante la nueva fuga, don Giovanni y Leoporello se encuentran en un cementerio donde está enterrado el Comendador, cuya estatua se cae, causando la burla de don Giovanni, pero la estatua se pone a hablar, ante lo cual don Giovanni la invita a su casa a cenar.

Es en la casa de don Giovanni donde se desarrolla el trama final, la estatua del Comendador llega, y don Giovanni acepta su desafío de ir él a cenar con la estatua, al tomar la mano de la estatua ésta le dice que se arrepienta, don Giovanni se niega reiteradamente, entonces se escucha un estruendo y se abre el piso, y un coro de diablos canta y el alma de don Giovanni termina en el infierno.

http://www.youtube.com/watch#!v=PH4gJWCV-8U&feature=related

La genialidad de Mozart

La obra se había escrito en tres meses, una noche antes del estreno Mozart aún estaba trabajando, y, para el asombro de todos, terminó poco antes del estreno, algo que nadie esperaba.
Escena final de la ópera: Don Giovanni
aparece postrado ante la estatua del Comendador

Es impresionante sentir la música que acompaña a los actores, parecería ser que Mozart hubiese visto antes la obra y después se hubiese puesto a componer las piezas musicales, la dramaticidad, la jocosidad, el vértigo de cada pieza musical acompaña perfectamente a lo que se desarrolla en el escenario.

En el momento final, la dramaticidad de la música haría pensar a cualquiera que está allí, que está presenciando en su propia carne lo que está pasando.

La novedad que presenta la obra

La obra don Giovanni, muestra el paso, la división, que hay en la forma de ver el relacionamiento, el amor.

Durante toda la edad Media los caballeros, aquellos hombres de los que siempre escuchamos en historias, buscaban durante toda su vida a la mujer a la que amarían hasta su muerte, podríamos decir que era un amor platónico. A partir del 1600 en adelante surge la figura del don Juan, aquel hombre que ya no respeta, ya no ama a las mujeres, sino que las ve como un método de diversión, de pasatiempo.

Don Giovanni se erige a sí mismo, a su fuerza, como lo que pudiera llenar ese deseo de amor, de plenitud que él tenía, por sus propias fuerzas pretende llevar todo por delante y conseguir lo que quiere. Es la mentalidad propia de los que venimos después del Iluminismo, el hombre, nuevo “dios”, pretende conseguir todo con sus fuerzas.

Pero, al final, en el momento de mayor dramaticidad, en el momento de la muerte, las fuerzas humanas, el coraje, esa energía que pretendía llevar por delante todo lo que encontraba parecería ser que termina en la nada.

La muerte, es aquí donde tal vez don Giovanni se da cuenta que sus fuerzas no pueden con todo, tal como él pretendía. “¿Qué es esto que me lacera el alma?” así termina don Giovanni, experimentando el mismo dolor que había dejado en las mujeres a las que había seducido, a las que había jurado amor.

Juanki
juank_lzkno@hotmail.com


*Nota: los enlaces son los videos que se pueden encontrar internet de los cuatro momentos mas importantes de la ópera

jueves, 19 de agosto de 2010

El secreto de sus ojos

Imagen promocional del Film
No soy, ni pretendo ser un crítico del cine, me animo a opinar de esta película porque frente a las cosas que me impactan y me sacuden de la anestesia que me inyectan las responsabilidades de la vida, no solo me quedo sorprendido, conmovido por lo que veo, sino que también, acostumbro a comentarle a mis amigos, y ahora, en particular, a ustedes. Es cierto también que el cine me apasiona, en especial el independiente, el latinoamericano, porque es capaz de transmitir con mayor eficacia los sentimientos y pensamientos del productor; como es un cine de bajo presupuesto, comparado con las grandes producciones de Hollywood, el mismo se centra en tramas reales basadas sucesos insólitos, resaltando el relacionamiento humano, ahondando en los detalles de las relaciones interpersonales, lo que da a las escenas más dramatismo y vivacidad.

Teniendo este criterio, a mi juicio, como uno de los más importantes para calificar una película, no puedo no contar lo interesante que me ha parecido la reciente ganadora al Oscar como mejor película extranjera “El secreto de tus ojos”. Una mezcla perfecta de drama y suspenso, bien estructurada, con un profundo énfasis en los detalles, en la música, en las miradas, en los gestos, en el relacionamiento en sí de los personajes, puteadas, enamoramientos, profundas depresiones y acaloradas discusiones son escenas donde se reflejan lo que es el hombre en su instinto, en su fragilidad, en su angustia y reacción frente a los dramas de la vida.

Imagen de una escena de la película
A grandes rasgos trata de un empleado de un juzgado recientemente jubilado que en el aburrimiento sus días decide cumplir el sueño de escribir una novela y se decide sobre un caso en particular que le tocó profundamente en el pasado. En esto, se encuentra con una vieja amiga a recordar paso a paso los acontecimientos que formaban parte de este extraño caso. He aquí, que en el esfuerzo de recordar se ven envueltos en fascinantes y duros acontecimientos que marcarán definitivamente la vida de ambos. Todo se sitúa en los años 70`en la ciudad de Buenos Aires, con un elenco de actores consagrados como Ricardo Darín, Guillermo Francella y otros, que aportan al film el fiel estilo porteño, malhumorado, pesimista, eufórico, que en cierto modo, ayuda a transmitir más fielmente los sentimientos y pensamientos que rodean a los personajes.

Una cosa que me llamó la atención es cuando el personaje principal se conmueve del amor de otro hombre hacia su difunta esposa. Dice en un momento dado que ese amor era el amor más puro que había sentido en su vida, y en su afán de resolver el caso inducido por noble sentimiento, después de decisiones erróneas y caminos oscuros, se da cuenta que él necesita amar y ser amado así, su corazón está sediento de un amor eterno que traspasa la muerte, no conoce tiempo ni espacio, un amor por el cual entregar la vida. Este deseo, que una mujer no puede satisfacer por completo porque el corazón del hombre está hecho para el infinito, le ha impulsado finalmente a entregar su amor a Irene.

El grito desesperado del hombre, a algo que colme verdaderamente el deseo de su corazón se representa constantemente en esta película, en el amor, en el alcoholismo, en la perfección del trabajo, en la amistad. Cuando el drama de la vida aparece, el hombre se ve inducido a buscar algo que apacigüe su corazón, su deseo de amor, justicia, verdad; solo Cristo responde a medida estos deseos, lo demás, tarde o temprano te desilusionan.

César Ríos Rojas